La Habitación del Juicio

 

No publicaré esto el mismo día en que termine de escribirlo, ya que es muy probable que me arrepienta de haberlo hecho, y no porque piense en escribir algo que pueda comprometerme, es más bien por el hecho de atacarme a mí misma bajo mis peores circunstancias.

Hay días donde me devuelvo en el tiempo a cada una de las ocasiones donde pensé “¿cuál es la necesidad de aferrarse tanto a la vida? ¿Cuál es la necesidad de hacerte tanto daño por un estúpido sentimiento que no debería matarte por dentro? Dime, ¿cuál es la necesidad de revivir las decisiones que uno toma sabiendo que duelen pero son lo mejor para todos los presentes?”

Cuando me miro al espejo veo tantas cosas, veo perfección e imperfección, veo una mueca feliz que luego le sigue una triste, veo unos ojos que buscan resaltar en la multitud y un cuerpo que últimamente preferiría ser oculto por los descuidos. Veo un cabello que se rehúsa a ser cortado y unas uñas que piden ayuda tras la ansiedad, veo palidez y enrojecimiento, pero lo que se repite es lo que se ve más allá de la piel, más allá de los gestos que provocas intencionalmente antes de salir de casa o tomarte una fotografía, veo realidad, pena e incertidumbre, veo lágrimas y maquillaje desprolijo por el dolor, veo exageración, a veces victimismo, otras veces veo verdad y amor, y una cantidad de soledad que ha atravesado los años intacta.

Cada tanto me imagino sentada en la mitad de una habitación oscura, un reflector cuelga sobre mí mientras una gran cantidad de espejos forman un círculo a mí alrededor, yo le llamo “La Habitación del Juicio”. En cada uno de los cristales suelen esconderse los 7 corazones, suelen esperar a que tome una decisión o les diga qué hacer, otras veces ellas son las que me dicen qué hacer y qué decir, y como ya deberían saber… Algunas tienen más peso que otras, como la que siempre va de la mano conmigo esperando el peor de los momentos para explicarme lo que vendrá a continuación, querida Emily.

No culpo a nadie de esto, pero si tuviese que escoger a una persona seguramente diría tu nombre, padre. Recuerdo aquellos años donde podías presumir de tu posición, amabas tu trabajo o al menos eso hacías ver con bastante facilidad, amaba estar contigo, que me protegieras porque eras mi héroe, tanto era el amor por ti que sólo quedaba odio para mamá, y es que en realidad ella nunca fue buena con los niños pero al parecer sabía qué hacer con los adolescentes. Eras mi lugar seguro, si yo caía tú eras quien corría para levantarme, sin embargo, aquel trabajo que tanto amabas solía distanciarte de mí, era difícil cuando partías por casi un mes a otra región y me dejabas en casa con la persona que yo tanto detestaba, me sentía vulnerable, lo único que podía obtener de ti era una mísera llamada y un regalo cuando volvieras a casa, pero eso no quitaba mi tristeza y mi temor, y es por tu culpa que todo esto está pasando ahora, porque una vez hiciste tus maletas y no volviste, y no, no me refiero a que no volví a saber de ti, me refiero a que escogiste a una persona sobre mí y otra sobre nuestra familia.

Es por esto, es por ti…

Durante un año entero tuve que esperar a que una persona que solía adorar con mi vida volviese a mi lado, yo estaba acostumbrada a quedarme y esperar, siempre era yo quien esperaba los retornos, la que permanecía, la que no cambiaba, pero resultaba que después de cada viaje los demás sí lo hacían, nunca nadie vuelve siendo el mismo, y yo me obligo a dejar de ser la misma para no salir herida.

Recuerdo que una vez una persona me hizo un comentario realmente doloroso que decía algo así “a ti todo te trauma”, y pues no, no es que todo me traumara, es que cuando era UNA NIÑA sucedieron múltiples eventos que dejaron grandes marcas que no me abandonarían en la adultez hasta que fuese capaz de superarlos uno por uno, y eso no podría suceder hasta revivirlos nuevamente y saber que estaban ahí, y es verdad que no es justo pedirle a los demás que no hagan las cosas que tanto te hieren, sólo puedes explicarles porqué suceden y porqué reaccionas de la forma en la que lo haces.

Hoy estoy sufriendo por cosas que no deberían hacerme sentir así, las cuatro paredes de mi hogar no representan lo que son porque me ahogan y hacen que la soledad aumente con el pasar de los días, odio tanto que la única forma de sacar tantas palabras de mi mente sea estando así de mal y a veces hasta sin una razón lo suficientemente real y cuerda, detesto haber sido yo quien atravesara todas las puertas después de haberlo dado todo, y sobretodo lamento que mi felicidad no sea continua y sólo sea un poco de luz entre tanta oscuridad que al final termina por desvanecerse.

Yo soy el ejemplo claro de que se deben aprovechar las cosas o las oportunidades porque todo termina en algún punto, a mí me gustaría ser como esas cosas y desaparecer en este mismo instante para dejar de sentirme así.

Ojalá hubiese tomado todas esas pastillas en el 2017, ojalá hubiese dejado que ganaras, ojalá no hubiese sido de esas personas que se aman tanto como para no dejarse morir, ojalá fuese una cobarde y ojalá que no amara tanto.

Ojalá ser una buena historia para los demás.

Ojalá no ser olvidada.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Y en la muerte, tampoco

Mood ring

22 Septiembres