Don't get used to it

No te acostumbres

Un triste recordatorio para mí misma.


Todas las personas cometemos un error en conjunto, y es acostumbrarnos o ponernos cómodos con ciertas actitudes que los demás nos entregan, con eso me refiero a cosas tanto positivas como negativas, pero en mi caso siempre serán las positivas, puede que suene raro, ya que ¿qué tiene de malo acostumbrarnos a lo que nos hace bien? Pues no saber vivir sin eso una vez que te lo quitan o te alejan de ello, eso siempre será la peor parte.

No te acostumbres.

No te acostumbres a la compañía ni a quién recurrir cuando el mundo se cae a pedazos.

No te acostumbres a las demostraciones de afecto.

No te acostumbres a los abrazos que te llenan el alma, y mucho menos no te pongas cómoda entre brazos que no sean los tuyos.

No te acostumbres a los besos, sobre todo a esos que van en la frente, en la punta de la nariz o la comisura de los ojos, de esos debes desapegarte antes de que entiendas que sólo los recibes de quienes quieren cuidar de ti.

No te acostumbres a su aroma, a su perfume, al olor de su shampoo o incluso de su misma piel, seguramente podría definirse como una de las peores drogas en el diccionario o en estudios clínicos.

No te acostumbres a sus manos, a como encajan perfectamente con las tuyas, como recorren tu cuerpo entero provocándote escalofríos o como se posan en tus mejillas buscando un cariño o quitando las lágrimas que has derramado.

No te acostumbres a su voz, a cómo te susurra en el oído, a como contesta su teléfono cuando le llamas, cuando escuchas su voz recién despertando por la mañana o por la tarde, y por supuesto a como pronuncia tu nombre cuando necesita llamar tu atención.

No te acostumbres a las conversaciones hasta la madrugada, tampoco a aquellas que durante el día te explican lo que ha hecho o como se ha sentido, no te acostumbres a saber de su vida, porque será muy tarde cuando comprendas que también trata de la tuya.

No te acostumbres a cuidar de su persona y que cuide de ti, a sus palabras de aliento y a sus retos cuando ve lo mucho que te cuestionas tu valor y talento.

No te acostumbres a su mirada, a como escarba en tus ojos buscando tus secretos, o peor, a como sabe ponerte nerviosa a través de ellos.

Simplemente no te acostumbres.

No te acostumbres a nada que pueda darte.

No te acostumbres al amor, a esa felicidad constante y a esa tranquilidad emocional que te brinda.

No te acostumbres porque duele, duele tanto cuando no lo tienes cerca, cuando se aleja o cuando desaparece.

Te quema y arde, porque sabes perfectamente que nada de eso te lo puedes dar por ti mismo.

Por favor no te acostumbres si no deseas morir de amor.

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Y en la muerte, tampoco

Mood ring

22 Septiembres