Bitácora del hipomaníaco


 21 de Febrero a 25 de Febrero

At night, I can't sleep.


Me gustaría escribir esto en medio de un episodio, sin embargo, y siendo realista, es algo imposible hacerlo porque son los momentos donde en lugar de convertirme en una persona introspectiva, elijo salir de mi burbuja por ese par de días, así que usaré este medio para relatar lo sucedido y ver como todo va evolucionando con medicamentos adecuados y terapia.

La última sesión que tuve con mi psiquiatra nueva logró darme el diagnóstico definitivo, y me mencionó que los pacientes bipolares en general son incapaces de reconocer por sí solos los episodios hipomaníacos, ya que suelen confundirlos con días buenos y sentirse compuestos, pero le expliqué que eso era algo muy diferente para mí, ya que de forma cotidiana o mejor conocido como momentos de eutimia (espacios de normalidad entre episodio y episodio) jamás estoy tan feliz, ya que extrañamente suelo sentirme cansada y con momentos donde cada emoción se drena de mi cuerpo, cosa que se puede atribuir a una posible anemia, entonces siempre sería fácil detectarlos antes de tiempo, pero esta vez fue trabajo de tres días de análisis para si quiera notarlo un poco, ya que tenía la idea que era por las dosis más altas de mis estabilizadores del ánimo, y ahora que han pasado seís días sé perfectamente que lo fue, ya que para el quinto toda esa alegría, confianza e incluso irritabilidad, de la nada fueron disipando por sí solas.

Antes de hablar sobre lo que sentí, quiero explicarles la diferencia entre un episodio hipomaníaco y maníaco, en base a estos dos se diagnostica si un paciente es bipolar tipo I, bipolar tipo II o si es perteneciente a una ciclotimia muy parecida al trastorno límite de la personalidad o hipomanía por sí sola. Una persona en estado hipomaníaco es más alegre, enérgico e incluso eficiente, pero desde el otro lado puede ser irritable, un tanto violento con sus palabras y actos y desmedido, pero jamás acercándose más allá de los problemas medianamente graves, y por el otro extremo, una persona en estado maníaco es quien lleva todos los síntomas al límite, volviéndose incontrolable, rozando la psicosis o violencia física, y cabe mencionar que conozco muy bien lo que es tener esos episodios ya que hace un par de años atribuido al acoso escolar que sufrí en exceso, y cosas así al igual que rompimientos de relaciones amorosas, amistosas o familiares pueden desencadenar uno, y por estas razones también sufrí de alucinaciones constantes por la noche o incluso en siestas en medio del día. Los bipolares tipo I son los que al menos una vez en la vida o una vez al año sufren de episodios maníacos, y los bipolares tipo II son los que jamás lo han experimentado. Explicado todo esto, pasaré a relatarles parte de los sucesos.

Todo inició en una de mis sesiones de terapia, la cual tuvo que ser adelantada ya que después de recibir el diagnóstico el mundo se cayó en pedazos para mí como ya lo relaté en mi entrada anterior, la diferencia es que para ese día en específico mi estado anímico había mutado a algo distinto, aún no estaba del todo alegre o eufórica, sin embargo, en medio de una conversación, mi psicóloga hizo un comentario que llamó mi atención, dijo que al parecer mis medicamentos estaban haciendo efecto ya que me notaba mucho más feliz, risueña y que incluso había reído mucho en nuestra hora, lo cual era bastante extraño a mi parecer, pero por no imaginarme cosas decidí tomarlo tal y como ella lo dijo, que sólo eran los medicamentos haciendo lo que tenían que hacer, pero con los días descubrí que estaba lejos de ser eso.

El segundo día fue el mejor de todos, con mi novio fuimos a dar un paseo al cine, y en camino al lugar no podía parar de hablarle y hacer bromas estúpidas, incluso estaba totalmente dispuesta a gritarle a una mujer que entró en la sala con un carro que hacía sombra en la pantalla, algo que en general no haría, aunque en mi trabajo deba recurrir a esa clase de acciones si amerita la ocasión, también fui desmedida con la comida aun sabiendo que por mis problemas estomacales acabaría muy enferma (algo que sí sucedió por la noche), en esos momentos se estaba aclarando lo que podría ser, y mi mente lo supo antes que yo al lanzar una frase irónicamente de que era posible que fuese un episodio.

Para el tercer día me levanté temprano al igual que en todos los anteriores, seguía de muy buen humor y con energías para hacer algo productivo, y la buena noticia era que vería una vez más a mi novio, pero por alguna extraña razón y absolutamente de la nada, generé un problema por algo irracional e incoherente, tan sólo sentí que la ira recorría mi cuerpo y debía sacarla de alguna manera, y una vez que logré calmarme y ver la situación desde una perspectiva clara, confirmé que estaba en medio de un episodio hipomaníaco, y lo sorprendente de esta historia es que según mis gráficos anímicos (controlados por aplicaciones y reportes diarios) cada uno de ellos llega cada dos semanas, y fue tan preciso que de un 7 saltó a un 21, y en lo personal me sorprendió, pero logra que tenga una certeza segura de cuando estar preparada para otro.    



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