Y en la muerte, tampoco


 No se elige como nacer, y en la muerte, tampoco


“Yo siempre me he sentido miserable, enormemente miserable, como te lo he dicho varias veces. Mucho, porque yo he querido serlo, mucho porque me han hecho sentir que lo soy. Me han golpeado, sabes, me han dado duros golpes en eso que llaman sentimiento. No sé quién; pero sí sé que a veces, cuando me examino el alma, la siento un poco quebrada” – Juan Rulfo.


    ¿Qué tal lectores? ¿Me extrañaron? Creo que me he tomado un descanso que se extendió más de lo que yo creía. Intento no culparme por mi falta de motivación, ya que a veces la escritura y yo, sólo sabemos volvernos enemigas.


A veces se pierde el enfoque cuando la vida va tomando nuevas perspectivas, creo que el cielo ya no es del mismo color y que los árboles ya no me hablan, y es que mucho cambia cuando cambias tú, ya no somos desconocidas, pero sí lo somos para los que se han marchado, ya que después de tantas vueltas, finalmente me reconozco frente al espejo, pero ese no era el reflejo que varios obtuvieron de mí alguna vez.


Los días difíciles fueron difíciles, todo está en las palabras, no deben buscar más allá, no lean entrelíneas porque nada hallarán. Un año donde todo empezó siendo diferente sólo puede acabar de la misma manera, o quizá igual, un poco deprimido, un tanto feliz, a veces perdido y otras encontrado, pero como un común denominador, nunca satisfactorio.


Terminas la escuela, te despiden del trabajo, compras una casa, te enfermas, descubres un nuevo pasatiempo, te rompes el brazo, viajas alrededor del mundo, haces nuevos amigos, te rompen el corazón, dejas un libro a la mitad, tienes sexo, te enamoras, te decepcionas, escuchas nueva música, lloras, alguien muere y alguien vive. Miles de cosas pasan cada segundo, en esta y en las otras dimensiones que nos acompañan, y aún así, no hemos descubierto como devolver el tiempo para detenernos en algún lugar ¿No somos lo suficientemente inteligentes? ¿O es que nadie tiene el valor para admitir que al cambiar el pasado no cambiará el destino?


Si creen que no los he descubierto deténganse aquí, sé que leen entrelíneas, tal y como les pedí que no hicieran, entonces díganme ¿qué es lo que han descubierto hasta ahora? ¿Qué la chica está deprimida? ¿Molesta? ¿O será que ahora escribe mejor? Puede que ahora sólo me guste jugar con sus mentes porque me cansé de hacerlo con la mía, pero mi finalidad aquí es que entre más avancen y más piensen en mí, sólo acaben descubriendo que esto se trata de ustedes, así que hagamos esto juntos y dejemos de lado las mentiras, todos merecemos acabar el libro y arrancar las páginas.


¿Lo que sentí? ¿lo recurrente? 


Ira.


Nadie elige lo que viene, pero de seguro lo verás llegar por la puerta. La disconformidad es parte del rompecabezas, lo completa, nos vuelve humanos, no podemos amar a los que amamos sin odiarlos primero, y yo espero que me odien también. Seguramente leerlo suena devastador, se preguntarán qué han hecho mal, y pues es todo, ya que no existe ningún bien, al menos no para mí. Hay cosas que no se exigen, hay otras que no se piden, alguna vez alguien me dijo que si se debe elegir en el amor es mejor no ser una elección, en eso concuerdo, pero ¿qué sucede si tampoco podemos elegir como nos sentimos? Digo, si me das una de esas miradas que disgustan no esperes que no te odie al menos por un par de horas, el ser humano más que preguntas tiene sensaciones, y aunque queden las dudas, también quedan los retazos de cómo nos hicieron sentir y de eso nos aferramos a la hora de reaccionar a nuestras incógnitas, así que no actúes raro porque nosotros lo haremos también.


Así funciona la mente de un enfermo, y por si preguntan, las píldoras por ahora no son suficientes, sigo sentada sobre el sofá observando el móvil como si toda mi vida estuviera dentro, mientras el mundo avanza, mientras espero una señal, ¿será que ya nada es suficiente? ¿Será que ahora tengo suficiente tiempo de sobra para pensar en lo aguantado? Ahora que conozco más a mis pares pienso que tal vez nací en el lugar y momento equivocado, antes solía esperar que las bombas cayeran sobre mi cabeza, hoy espero que caigan sobre las suyas, y no me malinterpreten, es sólo que desearía quedarme sola en este mundo por un par de horas, ya no me deseo la muerte, deseo la de ustedes, poder liberarme de su presión, de las exigencias de mis deberes, sobre todo la de ser una mujer con una máscara en blanco y negro, de sonreír y llorar al mismo tiempo, de limpiar mi frente y secar mis ojos, y a veces los culpo a ustedes por hacerlo más complicado para mí.


Nuestras mentes son máquinas con gigantes engranajes que la mantienen en función, si uno de ellos se detiene, nosotros también, si el sistema colapsa, nosotros también, no es difícil de comprender, y tiendo a pensar que el único que sigue su curso es el del pensamiento, entre más sabes, más te deprimes, y quizá es la búsqueda del saber lo que me mantiene en el mismo punto, es como si buscara el fin, analizando los comportamientos, los gestos, las palabras y las miradas, contemplando que pocos son los genios y más los estúpidos, escuchando mentiras, exageraciones, incoherencias, ignorancia y victimismo, y aquellos son los que alcanzan mayores logros a corto plazo porque nada les importa, yo quiero que no me importe nada, quiero pensar que todo lo sé cuando no, quiero regresar en el tiempo a cuando me dijeron que mi inteligencia era mayor que la del resto porque así ya no tendría más de que preocuparme, no me sentiría incomprendida, no leería más a la gente porque sabría que seguramente estaría equivocada, pero sé que no lo estoy, y no los culpo a todos, para que te quedes tranquilo una vez que leas esto, no todo se trata de ti, hay días donde sólo soy yo y me desquito con el resto, así que déjame respirar mientras busco qué hacer conmigo y con los demás.




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